viernes, 16 de septiembre de 2011

Complementos gay.



     La verdad que he dejado esto mas que abandonado. Pero todo tiene su causa. Los motivos son prepararme para un duro invierno en el que no estar equipado implica una horrible interrupción de la vida sexual. Y la verdad que ante la simple idea de una sequía se me ponen los vellos de punta. ¿Cual ha sido mi idea esta vez? Pues sacarme de una vez el carnet de coche. Tras años de observación, he llegado a la conclusión de que tenr un medio de locomoción a mano, abre puertas. Que avispado.

     Una de las desventajas de vivir en un pueblo, es la falta de líneas de autobuses, sobre todo nocturnas, las cuales son prácticamente inexistentes. Y del metro ya ni hablamos claro... es un concepto que aún no ha llegado aquí. También nos encontramos con el hándicap de que los gays están mucho mas dispersos. Esto último tiene su parte positiva. Ser el único homosexual de la calle te hace sentir especial. Exclusividad que tenía hasta que mi cruel amigo rompió mi burbuja al decirme que mi vecino cincuentón, casado y con hijos era un habitual de las zonas cruising. Desde entonces decidí cederle la banda de reina de la barriada sin apenas luchar. Bastante tiene ya con tener que vivir una mentira. Pero bueno, eso es harina de otro costal. Referente a los complementos de un gay, tener un coche es lo mejor que puedes hacer por tu vida.

     No tener un vehículo te convierte ante los ojos de los demás como a esa Barbie cutre de 1000 pesetas, que a pesar de ser de marca, nadie quería por no traer más que un triste bikini puesto, sin ningún otro extra. Era preferible las que traían de todo, para ejercer de doctora, ser princesa, ó mil historias de ese estilo.

     Un mundo de ventajas, donde independencia, disponibilidad, y también poder ya de dejar de ser visto en la venta cercana donde todos siempre me recogen a mi. Tienen que pensar que colecciono amantes (tampoco es que sean tantos, pero me gusta pensar que si.... de sueños se alimenta el hombre).